viernes, 17 de octubre de 2014

IMPORTANCIA DEL PRE-EXERCISE SCREENING ANTES DE COMENZAR UN PROGRAMA DE EJERCICIO

Los beneficios de la actividad física regular tanto a nivel fisiológico como psicológico son indiscutibles, aunque también podría conllevar algunas complicaciones en aquellas personas con perfiles de riesgo de enfermedad cardiovascular y/o evento cardiovascular. Es por ello que una evaluación de salud previa al ejercicio (Pre-exercise Screening) es vital. Los profesionales de la actividad física y el deporte deberían realizar dicha evaluación antes de diseñar y/o  llevar a cabo un programa de ejercicio con sus clientes, para de este modo minimizar el riesgo.


 Existe una fuerte asociación entre la actividad física y la reducción de la mortalidad debido a una enfermedad cardiovascular y/o de las arterias coronarias. La incidencia de obesidad, diabetes tipo 2, cáncer de colón y osteoporosis es también menor. Las personas con altos niveles de actividad son menos propensas a tener depresión que aquellos con niveles más bajos, mejorando también la sintomatología en aquellos que padecen depresión y/o ansiedad leve-moderada. La actividad física también tiene un efecto favorable sobre los factores de riesgo cardiovascular ya que se produce una reducción de la presión sanguínea así como una mejora del perfil lipídico en sangre (Kesaniemi et al. 2001). Sin duda la investigación científica respecto a los beneficios del ejercicio no para de crecer.
      
Sin embargo aunque el riesgo de que se produzca un infarto de miocardio o muerte súbita en una persona sana que realiza actividad física de intensidad moderada es muy reducido, debemos ser precavidos a la hora de prescribir ejercicio ya que la edad del individuo y/o la intensidad del ejercicio que quiere llevar a cabo así como su nivel de forma física, podría elevar dicho riesgo. El perfil de mayor riesgo (Figura 1) se encuentra en personas adultas-mayores, ya que la incidencia de enfermedad cardiaca aumenta con la edad, y en los sedentarios especialmente cuando realizan un tipo de ejercicio al que no están acostumbrados. La intensidad también representa un factor de riesgo siendo las personas que desean incrementar el nivel de actividad y las que quieren pasar a realizar un ejercicio vigoroso las más afectadas (ACSM, 2010). 
      
Figura 1. Perfil de riesgo de infarto agudo de miocardio y/o muerte súbita durante el ejercicio.
      

A pesar de ello, la incidencia de eventos cardiacos durante la realización de ejercicio es muy baja por lo que siguiendo unos protocolos básicos seremos capaces de minimizar el riesgo y de ese modo proporcionaremos un programa de ejercicio seguro y eficaz a nuestros clientes. 
La necesidad de un pre-exercise screening y/o valoración previa al ejercicio dependerá de la intensidad del ejercicio, la edad del individuo, los factores de riesgo cardiaco y la presencia o ausencia de enfermedad cardiovascular (Fletcher et al. 2013).
La Asociación Americana del Corazón (AHA-American Heart Association) clasifica a los individuos aparentemente sanos en tres niveles:


Siendo la edad y la presencia de síntomas y/o enfermedad cardiovascular los factores determinantes a la hora de evaluar el riesgo y donde los clasificados en nivel A2 y A3 deben realizar un reconocimiento médico y ser supervisados durante la realización del test previo al ejercicio, antes de comenzar un programa de intensidad vigorosa (Fletcher et al. 2013).
Por otro lado el American Colllege of Sports Medicine (2010), no reconoce la edad como un factor determinante y clasifica a los individuos en tres niveles de riesgo: bajo, moderado y alto dependiendo de las siguientes características:


Dependiendo del nivel de riesgo el procedimiento será más o menos restrictivo (Tabla 1). Las personas con bajo riesgo no necesitan ni reconocimiento médico, ni supervisión médica durante la prueba de esfuerzo y/o test previo al ejercicio. Siendo mucho más restrictivos en los perfiles de riesgo moderado y alto, donde se les recomienda un reconocimiento médico y supervisión médica a la hora de realizar ejercicio de intensidad vigorosa y no siendo necesario en aquellos con perfil de riesgo moderado que quieren realizar ejercicio de intensidad moderada.

      
Tabla 1. Procedimientos previos antes de comenzar un programa de ejercicio según        nivel de riesgo. Fuente: Elaboración propia basado en ACSM (2010).
La necesaria supervisión personalizada que requiere este tipo de protocolos resulta de gran complejidad a la hora de introducirlos en la realidad del día a día de los centros de fitness y/o deportivos. Es por ello que podríamos clasificar los protocolos en dos niveles.
1º Nivel: Aquellos protocolos que se realizan con una baja o nula supervisión por parte de profesionales del ámbito de la salud y/o el ejercicio donde se incluiría el PAR-Q y/o AHA-ACSM Health Fitness Facility Preparticipation Screening Questionnaire, herramientas que nos permiten determina si el individuo es apto o no para la práctica de ejercicio y que deberían realizar todos aquellos individuos que comienzan un programa de ejercicio.
2º Nivel: Información y evaluación recogida por profesionales cualificados del ámbito de la actividad física y/o  la salud donde se obtiene información más específica relativa al historial médico, signos y síntomas de enfermedad cardiaca, consideraciones especiales, examen médico, realización de test previos al ejercicio así como supervisión médica.
Aunque los beneficios del ejercicio superan en gran medida a los riesgos que este podría suponer, como profesionales dentro del ámbito de la actividad física y el deporte debemos asegurarnos de minimizarlo al máximo utilizando los protocolos destinados a ello. Al menos debería aplicarse el nivel 1 para todos los clientes y el nivel 2 en poblaciones especiales y/o personas con alto riesgo.
Sin embargo, la realidad es que son pocos los centros que lo realizan, en la Comunidad de Madrid un 62,4% de los centros no realizan ningún cuestionario de aptitud previo a la práctica y el 93,1% no pedían de forma obligatoria un reconocimiento médico (García, 2011), es por ello que debemos ponernos manos a la obra aplicando en el día a día de nuestra práctica profesional todos estos modelos para así minimizar el riesgo de nuestros clientes a la hora de comenzar un programa de ejercicio.
   
REFERENCIAS 
Kesaniemi, Y.K., Danforth, E., Jensen Jr, M. D., Kopelman, P. G., Lefèbvre, P., Reeder, B. A. (2001). Dose-response issues concerning physical activity and health: an evidence-based symposium. Medicine and Science in Sports and Exercise, 33(6 Suppl): 351–358. 
American College of Sports Medicine., Thompson, W. R., Gordon, N. F., & Pescatello, L. S. (2010). ACSM's guidelines for exercise testing and prescription. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins.
Fletcher, G.F., Ades, P.A., Kligfield, P., et al. (2013). AHA Scientific Statement: Exercise Standars for Testing and Training: A Scientific Statement From the American Heart Association. Circulation, 128:873-934 
García, S. (2011). Características de los Centros de Fitness de la Comunidad de Madrid. Tesis Doctoral. Madrid: Universidad Europea de Madrid.
Dra. Sonia García Merino

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