lunes, 14 de diciembre de 2015

NEURONUTRICIÓN

De todas las cosas que he perdido, lo que más echo de menos es mi cabeza.” Mark Twain

Durante largos años los científicos han estudiado el corazón, los pulmones, la sangre, y los músculos esqueléticos como los órganos mas relevantes del rendimiento humano deportivo. A pesar de ello siempre he pensado que el cerebro era el órgano central donde comenzaba y terminaba el rendimiento deportivo. Por otro lado, he considerado a los demás órganos como secundarios y literalmente esclavos de las funciones cerebrales. El tiempo me ha dado la razón.


El cerebro corresponde al proceso de centralización y cefalización del sistema nervioso de mayor complejidad del reino animal. Su función es ejercer un control centralizado sobre los demás órganos del cuerpo, actuando mediante la generación de patrones de actividad muscular o por la producción y secreción de hormonas. Este control centralizado permite respuestas rápidas y coordinadas ante cambios del medio ambiente.

El concepto de fatiga central es una expresión que se ha empleado durante años y aun no se ha dilucidado de manera completa. Se asocia a alteraciones funcionales específicas del sistema nervioso central, y resulta muy difícil explicarla de forma razonada en base a la existencia de marcadores periféricos relacionados con la fatiga muscular.
A pesar de que el cerebro humano constituye el 2% del peso corporal, su funcionamiento consume el 25% del total de la glucosa utilizada en el cuerpo y casi el 20% del consumo de oxígeno de todo el organismo. El cerebro extrae aproximadamente el 50% del oxígeno y 10% de glucosa de la sangre arterial. Por lo tanto, la utilización de glucosa por parte del cerebro, estimada por mediciones de la diferencia entre sangre arterial y venosa, es de 31 mmol/100 g/min. 

Sabemos que el cerebro utiliza predominantemente glucosa como combustible, mientras que el músculo utiliza carbohidratos, proteínas y lípidos (grasas). No obstante, y en ciertas condiciones, el cerebro puede utilizar cetonas y lactato.  

El cerebro es un órgano electroquímico muy bien calibrado cuya función puede alterarse gravemente por la absorción de algunas sustancias químicas. Para prevenir tal proceso el cerebro es protegido por la barrera hematoencefálica, una formación densa de células endoteliales y glíales que discurre entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central. La barrera se debe a la peculiar estructura de los vasos sanguíneos cerebrales, posee una permeabilidad altamente especifica, e impide que muchas sustancias tóxicas la atraviesen. Al mismo tiempo permite el pasaje de nutrientes y oxígeno. 

El termino neuronutricion hace referencia al óptimo suministro de aquellas sustancias que aseguren el mejor funcionamiento de las neuronas y el cerebro. También hace referencia a la protección del cerebro ante sustancias perjudiciales como la acumulación de radicales libres, la falta de oxígeno, la falta de glucosa, o los daños causados por sustancias neurotóxicas.

Los mariscos, como las ostras frescas, constituyen el grupo de nutrientes que mas se asocia a la evolución del cerebro humano – que es 60% grasa - por aportar ácidos grasos Omega 3, zinc, y vitaminas B12 y D. También son importantes los vegetales verdes, las nueces, las almendras, las alubias, y el chocolate negro. La combinación de la Dieta Mediterránea y DASH (una dieta para la hipertensión), enlentece la neurodegeneración. Al mismo tiempo, se debe procurar eliminar alimentos procesados, féculas, mantequilla, dulces, queso graso, comida rápida frita, y ciertos aceites vegetales que no contribuyen a la salud. 

La L-alfa-glicerilfosforilcolina o alfa GPC, es un compuesto que se encuentra de manera natural en el cerebro. Aumenta la producción de acetilcolina, un mensajero esencial del sistema nervioso, necesario para el buen funcionamiento cerebral y que falta en las personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer. Además combate los problemas cognitivos, principalmente en el estado primario de la demencia senil. También permite una mejor adaptación a las condiciones de vida, facilitando la motivación, la toma de decisiones, y sobre todo los fenómenos cognitivos y neurosensoriales. 

La uridina monofosfato estimula el crecimiento de los axones, estabiliza las membranas celulares de las células nerviosas, y aumenta la síntesis de acetilcolina. Se utiliza en la prevención y el tratamiento de los problemas neurológicos, incluida la enfermedad de Alzheimer.

La L-fenilalanina es un aminoácido esencial precursor de la L-tirosina, y por tanto, de determinados neurotransmisores como adrenalina, noradrenalina, y dopamina. Es por tanto un estimulante de la energía cerebral que permite restablecer o aumentar la actividad de los neurotransmisores, y favorecer la agudeza mental y la vigilancia. Puede convertirse mediante otras vías en feniletilamina, una sustancia presente de manera natural en el cerebro y que contribuye a la sensación de bienestar emocional. 

El sodio R-lipoato es una sal de sodio del ácido R-alfa-lipoico que posee una biodisponibilidad mucho más elevada que este último. Se absorbe con más facilidad y permite obtener más rápidamente una concentración plasmática elevada. Aumenta, al igual que la alfa-GPC, la producción de acetilcolina. Previene por tanto el envejecimiento cerebral, mejora la memoria, revierte las disfunciones cognitivas, y protege frente a la neurodegeneración ligada al envejecimiento. 

La N-acetil-L-carnitina es un derivado acetilado del aminoácido L-carnitina que aumenta la producción de acetilcolina, previene contra los efectos del envejecimiento sobre el cerebro, mejora la memoria y el aprendizaje, mantiene el bienestar emocional, y protege las neuronas de las lesiones oxidativas. 

El acido L-piroglutámico es un aminoácido que está presente en el cerebro, la sangre, y el líquido cefalorraquídeo. Es un protector de las células cerebrales que mejora las funciones cognitivas y el aprendizaje, al tiempo que estimula la memoria y la concentración. Desempeña un papel importante en la circulación de todos los aminoácidos en el cerebro, y ejerce sus efectos protectores principalmente eliminando del cerebro el exceso de glutamato. 

Finalmente, el extracto de gastrodia elata podría fomentar la inhibición de ciertos procesos neurodegenerativos al proteger contra problemas cognitivos, movilizar genes neuroprotectores, y mejorar la neuroplasticidad sináptica. 

Los seres humanos envejecemos como los árboles, de arriba hacia abajo. Aprovechemos los adelantos de la neuronutrición para prevenir o enlentecer el envejecimiento.

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