miércoles, 3 de octubre de 2012

CÓMO DISEÑAR EL ÁREA WELLNESS EN UN CENTRO DEPORTIVO

Tomada la decisión de crear en nuestro centro deportivo una zona de Wellness, siempre nos planteamos… ¿Como de ser? De forma que permita integrarla con la realidad de mi centro, tanto a nivel de instalaciones, como de mis usuarios, de mis políticas de comercialización y un largo etc., que obligatoriamente debemos de tener en cuenta previamente para garantizar (en la medida de lo posible) el que la instalación sea un éxito, y que además sea rentable.

 
                             


Esto que se dice así de fácil, es la parte más complicada de un proyecto, la definición del programa, pues en ella, radica el Know-how de la empresa que realiza el proyecto, o de la consultora que define el mismo, o de la persona de nuestra organización que lo liderará.
Normalmente en la realización de esta etapa, se recurre al amigo que visito un Spa, a la competencia que tiene algo similar, y en el mejor de los casos al arquitecto que nos hizo el proyecto del centro, pero que no cuenta con conocimientos específicos de la materia. El resultado suele ser bastante problemático, y sobre todo porque nos damos cuenta de ello cuando llevamos un año abiertos.
Esta situación nos hace recomendar que esta fase sea realizada por alguien con mucha experiencia pues de su éxito dependerá el éxito de la instalación, y esto solo se medirá por desgracia después de varios meses de realizada y terminada la obra.
Para poder hacer una descripción lo más ajustada posible a la realidad, empecemos por definir los bloques de trabajo que tendremos en el proyecto:
  • Definición del programa de obra.
  • Realización del proyecto, incluida la arquitectura, ingeniería y el interiorismo de la misma.
  • Realización de la obra y Control de calidad.
  • Puesta en marcha, incluido: Personal, Formación, Producto, Dotaciones, Marketing.
  • Gestión y explotación del centro.


Ya se que esta secuencia lógica, rara vez se cumple, entre otras cosas porque hay que convencer para invertir, y esto supone diseñar antes desde el principio, y posteriormente, cambiar el proyecto aprobado y base de la inversión es casi imposible. 
Por ello, mi primer consejo sería: sacar una partida para consultoría, independiente del proyecto, y que permita definir el programa de forma aséptica y previa al mismo, y que como consecuencia de ella, se puedan dar los siguientes pasos en el proceso.
De todas formas, el objetivo de estas líneas es el de dar algunas pinceladas sobre elementos a tener en cuenta a la hora de diseñar la zona Wellness en mi instalación deportiva, por lo que una vez realizada esta pequeña digresión, vamos a ver que podemos avanzar en nuestro propósito.
Es importante destacar que los puntos de los que hablaremos, tienen su lógica aplastante, tanto que posiblemente digáis al leerlo, claro, obvio, elemental, pero puedo deciros que en muchísimos casos se olvidan en la definición del programa (cuando lo hay).

Bien, y que es el tan mentado “programa”, no es nada más que la plasmación en un cuaderno de especificaciones de las características que debe tener mi centro para cumplir con las expectativas que le hemos marcado.Una vez que ya tengo claro mis objetivos (y nadie que no seamos nosotros mismos nos los podrá definir), debo de olvidarme de mis gustos, que quiere decir esto: si soy amante de las saunas, plantearé una gran sauna en el centro, aunque mis clientes sean de media de edad alta, lo que querrá decir que probablemente les guste mas el Baño de vapor o la terma incluso. Es aquí donde la utilización de expertos externos puede darnos nuestro mayor fruto.
Una vez que ya tengo dados los tres primeros pasos, definir mis objetivos, olvidarme de mis gustos, y buscar apoyo profesional externo si no lo tengo muy claro internamente, podemos ver algunos de los aspectos formales del programa:
Debe de preguntar y responder cómo son mis usuarios, que poder adquisitivo tienen, cómo es de elástica la cuota que pagan, como de receptivos son a los servicios que les proponemos, y que es lo que más les gusta/valoran de un centro así.
Normalmente, realizar una encuesta previa entre mis clientes con un cuestionario bien dirigido, suele ser interesante (ojo no es milagroso, ni contestan abrumadoramente, pero si nos puede dar indicaciones de que es lo que podrían preferir).
Ver el nivel de espacio disponible: cada vez que inicio un posible proyecto la pregunta inicial es cuantos metros mínimos se necesitan. Y la verdad es que no hay una medida concreta, pues depende de muchos factores. Hay criterios de confort mínimos, como 10 metros persona simultáneamente en el centro (todo incluido) o 1 persona en el centro por metro en piscina, o 10 metros por cabina mínimo, pero estas medidas dependen de múltiples factores pues no es lo mismo tener una lámina de agua de 1000 metros que de 50.
¿Cuál es nuestro nivel cómodo de inversión?, es importante recordar que el ultimo euro que nos gastamos en nuestra instalación, es sin duda el que más percibe nuestro cliente, pues es el que va dedicado a las terminaciones y acabados, que es lo que él ve, por ello contar con un proyecto de interiorismo, detallado, viable y con presupuesto es fundamental.

                              


¿Cómo voy a ofrecer mis servicios?, ¿sólo al socio actual o lo voy a abrir a la calle?, asumiendo las consecuencias de esta decisión, y por tanto como voy a comercializar el resultado, es decir pretendo diferenciación de cuotas o incremento de servicios, ya que en función de todo esto, tendré que definir como es mi circuito hidrotermal.
¿Qué oferta realiza mi competencia en la zona?, no solo económica sino de servicios también y como han reaccionado sus clientes ante esa oferta. Esto nos ayudará a contrastar si el programa que estamos definiendo es o no consistente con los gustos del público objetivo.
Cuando he llegado ya a este punto, y después de haber hecho las anteriores definiciones, tengo que hacer algo muy importante, yo le llamo, “definir el alma de nuestro centro”, no necesariamente tiene que ser la decoración o la tematización, sino es algo más a todo ello, es qué elemento diferencial va a tener mi centro que va a ser su “alma”, puede ser un enfoque comercial, un tipo de servicio, un público accesible, una decoración… pero debemos de ser capaces de definir que es lo que forma parte de la esencia de mi centro, que quiero transmitir a mis clientes, y que será por lo que estén dispuestos a pagarme a mi y no a otro, unos servicios.




Con todos estos factores, mas una gran y buena experiencia, y un poco de buena suerte, habré podido definir un “programa”, que desarrollado por una empresa competente y con la correspondiente y permanente seguimiento por parte nuestra, sirva de cimiento para la realización de un proyecto exitoso.
Como veis, cada punto que hemos tocado, abre nuevos caminos, que probablemente darían espacio a desarrollar una colección de artículos sobre el tema, que permitieran su desarrollo y complemento, aunque posiblemente ello sería objetivo de otro tipo de comentario.
Por último, no quiero terminar sin hacer hincapié en que cada centro es único, tiene su propia idiosincrasia, y por tanto debemos posicionarnos sin formulas mágicas, con rigor, cariño, dedicación y
trabajo.

    AUTOR: Alfredo Sainz de la Maza




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