miércoles, 3 de octubre de 2012

REPOSICIÓN HÍDRICA Y EJERCICIO CARDIOVASCULAR


La sudoración supone el principal sistema de termorregulación del organismo durante la práctica de actividad física. El sudor, al evaporarse refrigera la piel, reduciendo la temperatura corporal, aunque una sudoración elevada puede producir una alta pérdida de líquidos en el organismo, lo cual también puede desencadenar graves consecuencias para la salud del deportista.
TASA DE SUDORACIÓN
La tasa de sudoración es la cantidad de sudor que el sujeto produce por unidad de tiempo (normalmente se mide en 1 hora). Se han observado tasas de sudoración superiores a 2 litros por hora en disciplinas deportivas como el tenis, el squash o el fútbol americano (Sawka et al., 2007), en la disciplina atlética del maratón se observó una tasa de sudoración de 1,2 litros por hora (Cheuvront & Haymes, 2001), mientras que en el Cislismo Indoor se sitúa en torno a 0,8 litros por hora (Hazelhurst & Claassen, 2006), siendo posiblemente la disciplina de fitness con mayor tasa de sudoración.
La tasa de sudoración se ve influenciada en gran medida por los factores ambientales (humedad, temperatura y corriente de aire), aunque existen otros elementos que también pueden influir de manera importante.
- Intensidad del ejercicio: Cuanto mayor es la intensidad del ejercicio mayor es la temperatura corporal (Cheuvront & Haymes, 2001), y por lo tanto mayor será la tasa de sudoración (Mora-Rodriguez, 2012).
- Nivel de aclimatación: Los sujetos más aclimatados a realizar ejercicio en calor alcanzan mayor tasa de sudoración (Mora-Rodriguez, 2012).
- Nivel de condición física: Los sujetos con mayor nivel de condición física alcanzan mayor tasa de sudoración (Mora-Rodriguez, 2012).
- Sexo: Los hombres alcanzan una mayor tasa de sudoración que las mujeres,  por varios motivos. En primer lugar las mujeres tienen una mayor superficie corporal en relación a la masa corporal por lo que pierden más calor por convección y radiación; en segundo lugar, las mujeres tienen menos masa muscular por lo que su cuerpo genera menos calor (Cheuvront & Haymes, 2001); y en tercer lugar, las glándulas sudoríparas de la mujer producen menos sudor que las de los hombres (Ichinose-Kuwahara et al., 2010).
Por lo tanto, el hecho de que un varón sude más que una mujer durante la práctica de ejercicio, no se relaciona en todo caso con que el hombre esté entrenando a mayor intensidad, sino que puede ser debido a las diferencias fisiológicas existentes entre ambos sexos.


REPOSICIÓN HÍDRICA
Cuando la pérdida de líquidos mediante el sudor, es superior al 2% del peso corporal del sujeto, se considera un nivel de deshidratación severo (Sawka et al., 2007). Para evitar los efectos negativos que produce la deshidratación, se recomienda ingerir al menos la cantidad equivalente al 80% de los líquidos perdidos mediante el sudor (Montain & Coyle, 1992); por ejemplo, si un deportista ha perdido 800 gr durante 30 minutos de carrera continua, se consideraría una adecuada rehidratación la ingesta de 640 ml.
Resulta de vital importancia que la reposición hídrica sea constante a lo largo de la práctica del ejercicio, pues cuando la sensación de sed aparece el organismo ya se encuentra en un estado de deshidratación severa (pérdida de líquidos mayor al 2% del peso corporal) por lo que puede ser demasiado tarde para combatir los efectos negativos de la deshidratación (Sawka et al., 2007). Igualmente se debe prestar especial atención a la ingesta de líquido previa a la realización del ejercicio, así como a la reposición posterior, especialmente cuando las condiciones ambientales son calurosas.


VESTIMENTA APROPIADA
El incremento intencionado de la tasa de sudoración mediante la utilización de vestimenta que impida la correcta evaporación del sudor, o que favorezca el aumento de la temperatura de la piel; como por ejemplo chubasqueros, prendas de neopreno, etc., es totalmente desaconsejado. Con estas prácticas, lo único que se consigue es incrementar la sudoración, y por lo tanto el nivel de deshidratación y sus consecuencias adversas para el organismo.
Para la práctica de ejercicio físico se recomienda la utilización de prendas ligeras, a poder ser específicas para la práctica deportiva, de un tejido que no quede empapado fácilmente, y que permita la adecuada evaporación del sudor.

AUTOR: Carlos Barbado Villalba.





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