jueves, 3 de enero de 2013

PROFESIONALIZACIÓN: RECURSO PRODUCTIVO

En el ámbito del fitness, no es desconocido el valor de dotar de los máximos recursos a una empresa que aspira al legítimo objetivo de alcanzar el éxito económico y perdurar en él el mayor tiempo posible. El estudio minucioso del modo adecuado de aglutinar estos recursos será, por tanto, determinante cuando de materializar este éxito se trata. No es casual que empresas muy similares, aparentemente, obtengan resultados dispares. Si analizáramos las causas, tengo la convicción de que, en muchos casos, hallaríamos la respuesta en el grado de profesionalización que hayan alcanzado.
La tarea de profesionalizar una empresa, en este caso un centro de fitness, no es algo que venga dado por la puesta en marcha del negocio y una gran dedicación por parte de sus dirigentes. Nada más lejos de la realidad. Llevar a cabo un plan de profesionalización requiere el acopio de una variedad de componentes imprescindibles, pues la exclusión de cualquiera de ellos actuaría como factor limitante en el establecimiento del alto rango de profesionalización que nos haga sólidamente competitivos. No obstante, admito que todos los componentes no tienen el mismo valor, y que estos deben ser ponderados adecuadamente para no prescindir jamás de los más valiosos.
En primer lugar debemos entender el concepto de profesionalización como la mayor capacidad o capacitación en el ejercicio habitual de una actividad profesional. Es sobre la base de este criterio donde debemos sustentar cualquier proyecto profesional serio. Ya en diversos artículos he utilizado el argumento recurrente de la especialización. Bien, creo que es muy conveniente contar con ella, sobre todo en el caso de los centros que no tienen grandes dimensiones y han que competir con instalaciones de gran superficie que ofrecen una exuberante lista de actividades. Cuando no se posee la infraestructura propia de una gran instalación que propicie la profusión en la oferta de servicios y actividades, seleccionar un reducido grupo de éstas desarrollando una bien nutrida especialización, puede ser el signo diferenciador que aporte solidez a nuestra capacidad competitiva.


Tendremos que cuidarnos de otros aspectos que complementen y refuercen la especialización para llegar al adecuado nivel de profesionalización productiva. Nadie ignora la importancia, al menos en teoría, que tienen el trato y la atención que dediquemos al cliente. Elaborar un protocolo flexible y continuamente revisable se hace imprescindible; pero también ha de ser imaginativo. Esto puede ser potenciado por la participación de todo el personal del centro, favoreciendo la aportación de ideas y debatiendo constructivamente su aplicación, lo que por sí mismo favorecerá la configuración de un equipo creativo y comprometido con un proyecto atrayente. Conseguir la satisfacción del cliente en un centro de fitness desde la perspectiva de profesionalidad que aquí se aborda, es tarea ardua y constante, nada tiene que ver con el contacto esporádico que en otro tipo de servicios se produce. En nuestro caso nos enfrentamos al reto de mantener la fidelidad del cliente casi a diario, lo que supone un aumento del riesgo en la comisión de errores que devalúen la calidad del servicio. La posibilidad de que esta circunstancia se produzca exige disponer de un protocolo sistematizado que, por rigurosamente que sea elaborado, no estará exento de falibilidad, obligándonos consiguientemente a contar con un plan de recursos compensatorios; es decir, actuaciones concretas destinadas a recuperar la confianza de clientes en alguna medida decepcionados. Esta situación que puede ser más o menos frecuente, ha de ser detectada rápidamente, pues la rectificación temprana es también un medio efectivo de afianzamiento de clientes.
Un plan de profesionalización completo pasa por agrupar diversos factores que deben mantenerse equilibrados dentro del nivel óptimo de calidad. Sin perjuicio de que puedan existir otros aspectos dignos de consideración, destacaré tres bloques que considero esenciales:
Técnico.- Todo lo referido al desarrollo, práctica y enseñanza de las distintas actividades.
Comercial.- Conjunto de estrategias y aplicaciones sistemáticas orientadas a mejorar la venta de nuestros productos y servicios.


Factor humano.- capacidad natural mediante la cual se adquiere la habilidad de aplicar inteligentemente los dos anteriores. Si bien los aspectos técnico y comercial pueden ser mejorados mediante la formación y la capacitación, el factor humano, en mi particular opinión, es ingénito, es decir, nos viene dado como el color de los ojos o el tono de voz. Esto nos indica la importancia de seleccionar meticulosamente a las personas que elijamos para compartir nuestro proyecto de profesionalización, lo que dependerá al cincuenta por cien de la suerte y de nuestra habilidad electiva.
Por último conviene aclarar que la profesionalización no es un recorrido finito; es un proceso continuo e inacabable. Sé que no es fácil y que precisa de constante dedicación, de capacidad de adaptación y abierta predisposición a la incorporación de novedades útiles. A la vez  se ha de contar con amplia perspectiva  e intuición para diferenciar innovaciones productivas, de modas peregrinas impuestas por una competencia vanguardista no siempre acertada. Es provechoso conocer a la competencia, pero hay que hacerlo sin que nos produzca inquietud, utilizando a nuestro favor la información que de ella poseamos y actuando con la debida cautela ante las decisiones que tomemos sobre la base de tal información. Decidir con serenidad ayuda a acertar en la elección. Optar por la profesionalización no os garantiza el éxito de forma absoluta, eso sí, os proporcionará el camino más seguro para lograrlo.
AUTOR: Antonio Manzano.

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