jueves, 5 de septiembre de 2013

EL ENTRENAMIENTO ES MALO

Sin duda no es una afirmación que te guste y, muy posiblemente, con la que no estarás nada de acuerdo, pero déjame llevarte por el camino que conduce a esta conclusión y que te abrirá las puertas para acercarte de una forma definitiva a tu potencial físico.


Primero, si el entrenamiento fuese algo bueno para tu cuerpo, éste no haría nada para cambiar o mejorar, sino que lo aceptaría sin más. Por el contrario, al ser algo negativo, dañino, y repetitivo, tu cuerpo se ve obligado a adaptarse a él para sobrevivir. De este modo, y según el tipo de cualidades físicas que exija el esfuerzo, el cuerpo intentará ganar masa muscular, usar su grasa para defenderse del esfuerzo, hacer cambios en el metabolismo, aumentar sus enzimas, etc. El entrenamiento es el enemigo. Si tu eres de los que entrenan al límite de sus energías en cada sesión debes ser consciente de lo que te quiero comentar hoy.
Supongamos que una semana entrenas muy intenso y rompes “100” de músculo. Si comes suficiente puede que llegues a recuperar todo lo que perdiste entrenando. Si la semana siguiente vuelves a romper “100” haciendo series negativas, llegando al fallo en muchas series, etc., si comes suficiente puede que llegues a recuperar todo el músculo que rompiste de nuevo. Ahora plantéate que la tercera semana solo rompes “60”, que entrenas más suave, que te das el gustito de entrenar, pero que no llegas al fallo o al límite en ninguna serie. Como tu cuerpo se recupera defendiéndose produciendo “100”, esta es la semana en la que por fin ganas “30” o “40” ¡ESTA ES LA SEMANA EN LA QUE TU CUERPO VENCE!
Permites que se produzca la adaptación, la mejora de tus cualidades físicas. Permites que la masa muscular crezca, que se recupere ese dolorcillo que estaba apareciendo en el hombro, vuelves a dormir bien, recuperas todos los apetitos (digestivos y sexuales), se activa el metabolismo de las grasas, etc. PARA ESTO ENTRENAS, para inducir la mejora, para forzar la adaptación, no para hacer más, sino para hacer MEJOR. Yo lo llamo “efecto esponja”, pues entrenar es como comprimir una esponja, que en los periodos de recuperación se expande y renace. Pero si la esponja la comprimo, la comprimo, la comprimo, y así semana tras semana, al final no tengo una esponja, sino un trapo roto para tirar.


Entrenar a alta intensidad 4, 6, 10 semanas seguidas hace que sea el entrenamiento el que vence. Superará tu capacidad de adaptación y te enfermará. Las articulaciones duelen, se duerme peor, los apetitos disminuyen, la fuerza también baja, el cuerpo está más ácido, se bloquean las hormonas del metabolismo de las grasas como la adiponectina y la leptina, notamos que por más que entrenamos no podemos bajar de peso, etc. Casi todo ello por efecto de la hormona cortisol, relacionada con el estrés (el entrenamiento intenso es un estrés). No deberíamos entrenar para esto, no es la forma correcta de usar las ventajas y el sentido de entrenamiento físico, si bien lo mismo puede ser aplicado en tantas otras facetas de nuestra vida. Todo esto te parece obvio, pero ¿lo aplicas?
Piensa por ejemplo en la pérdida de peso. Entrenando deberías ser capaz siempre de adelgazar si llevas bien tu forma de comer. Si ves que aún así no estas bajando de grasa y que necesitas comer aún menos, significa que no está habiendo adaptación sino lo contrario y que tu cuerpo necesita “retener” para sobrevivir al daño que estás haciendo entrenando. Por el contrario, cuando permites a tu cuerpo que venza en las fases de adaptación, el metabolismo se refuerza, tu cuerpo está en forma y es eficiente en usar la comida para defenderte del estrés del ejercicio. Cuando comes esa pizza tu cuerpo se alegra, porque es material para hacer frente a las necesidades de superar el estrés energético de la sesión de entrenamiento e incluso el metabolismo se acelera. Eso es lo que buscamos, la eficacia de nuestro organismo, que toda la maquinaria sea capaz de funcionar a tu favor, no que la sobrepases, la agotes, la enfermes, la destruyas.
Por eso me da miedo, y se lo advierto a mis pacientes, que tengan cuidado con el efecto de los suplementos que les programamos. Van a sentir mucha más energía, pero que debe servirles para recuperarse mejor y evolucionar, no para seguir catabolizando a un límite aún mayor. Si vienes con 10 de energía y entrenas 15 a base de cafés y cabezonería, terminarás roto. Si con nuestro programa tienes 20 de energía, pero entrenas 25…nada habrá cambiado. Usa el plus de energía para mejorar tus reservas y hacer más fuerte tu capacidad de adaptación haciendo crecer tus mejoras.
En definitiva, no hagas que el entrenamiento sea algo demasiado malo para ti.

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