lunes, 29 de septiembre de 2014

PELIGROS DE LA RUMIACION OBSESIVA QUIEN CONTROLA SU REACCIÓN , CONTROLA SU SITUACIÓN

Todos hemos escuchado un disco rayado que repite la misma melodía una y otra vez. Pero una cosa es que la melodía sea agradable, y otra muy diferente si es desagradable. Pues bien, el acto de rumiar se asemeja a un disco rayado que reproduce el mismo tema desagradable en nuestra cabeza. Un disco mental que, repite los mismos pensamientos hasta hartarnos.


Todos hemos escuchado un disco rayado que repite la misma melodía una y otra vez. Pero una cosa es que la melodía sea agradable, y otra muy diferente si es desagradable. Pues bien, el acto de rumiar se asemeja a un disco rayado que reproduce el mismo tema desagradable en nuestra cabeza. Un disco mental que, repite los mismos pensamientos hasta hartarnos. 
Las rumiaciones son pensamientos cíclicos que reverberan en nuestro cerebro sin que los podamos detener o eliminar. Repiten, y dan vueltas sobre conversaciones, relaciones, sentimientos, expresiones, conductas, y errores que han ocurrido en el pasado. Cuando las rumiaciones son de tal nivel obsesivo que uno no puede dejar de pensar en ellas, es cuando se convierten en un trastorno psíquico anormal.
En realidad una rumiación puede tener como tema cualquier evento que le haya sucedido a la persona en el pasado, pero por lo general será algún tema negativo y desagradable que provoca episodios repetitivos de odio e ira. Quizá sea un problema de pareja o un trato injusto por parte de un compañero o jefe. El tema no deja de dar vueltas sin que el individuo pueda establecer una explicación o solución definitiva, y en consecuencia vive estresado. 
El proceso es agotador, y paradójicamente, el individuo acaba por sentirse mal y bien a la vez. Se siente bien porque en realidad muchas personas disfrutan castigándose mediante los recuerdos de eventos que les han causado un dolor emocional. Paradójicamente, el individuo neurótico goza y disfruta cuando le sucede algo que lo hace sufrir. Los pensamientos que las rumiaciones transportan al presente desde el pasado traen consigo todo un espantoso bagaje de recuerdos y emociones tóxicas que se tenían que haber dejado donde estaban.
La palabra “rumiación” tiene como origen el proceso digestivo en los animales rumiantes que ingieren y tragan rápidamente el alimento, para hacer una pre digestión y se reblandezca. Luego proceden a regurgitar poco a poco el alimento desde la panza hasta la boca, para masticarlo bien. 
Igual que hacen los animales rumiantes, los humanos a veces tragan demasiado de prisa ciertos procesos emotivos que psíquicamente no han digerido, procesado, metabolizado, o aceptado en su totalidad. La esencia de este proceso radica en que no ha sido posible, o no se ha sabido, procesar la experiencia debidamente, y en consecuencia no se le ha podido dar una explicación o un sentido satisfactorio. 

Siempre que se rumia sobre un tema se potencia la sensación de estrés, minusvalía, baja autoestima, e impotencia. Todo ello produce odio e ira hacia la presunta persona o situación causante. Aunque la persona se encuentre andando por la orilla de una playa bajo un resplandeciente sol, el odio y la ira creados por la rumiación serán invertidos hacia su interior privándole de la experiencia agradable del momento y predisponiéndole a un cuadro depresivo.
Ya que el cerebro de las mujeres esta mejor adaptado para tratar con las relaciones humanas, el sexo femenino tiende a la rumiación más que el masculino. Como en las relaciones humanas suelen abundar las paradojas y las ambigüedades, las mujeres se preocupan más por intentar que funcionen lo mejor posible. Nunca se sabe lo que el otro piensa, o si es honesto, mentiroso, infiel, falso, o autentico. De ahí que las relaciones interpersonales sean los combustibles mas inflamables e idóneos para la rumiación. 
Como no se puede pretender dominar el presente sin antes haber dominado el pasado, para terminar con la rumiación primero hay que acabar con la ansiedad, la ira, el resentimiento, y la obsesión de base. Todo pensamiento negativo debe ser inmediatamente eliminado y substituido por otro de orden positivo, pudiendo ser este cualquier cosa, desde una actividad física, a leer un libro, a hacer ganchillo, o un mantra. 
 Sea cual sea el caso, el inútil dialogo interno se presenta una y otra vez en nuestras mentes, donde la sensación de odio e ira que genera libera adrenalina y noradrenalina, y predispone a sufrir aumentos de la frecuencia cardiaca, arritmias y ataques cardiacos, aumentos de la tensión arterial, y accidentes cerebro vasculares. El proceso también se asocia con una variedad de trastornos mentales como la depresión, ansiedad, obsesiones y compulsiones, estrés post-traumático, alcoholismo, atracones alimenticios, y uso y abuso de sustancias. 
Para contrarrestar esto efectos, a veces son necesarias sesiones de psicoterapia para ayudar a la persona a conciliarse con sus distorsionados y mal procesados pensamientos. Según la gravedad del cuadro, tales sesiones pueden ser complementadas con medicaciones tipo ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina), u otros, cuyos efectos positivos sobre los niveles cerebrales de serotonina y otros neurotransmisores reducen los síntomas e interfieren sobre la continuidad de los ciclos reverberantes. 
En caso de continuar sin corrección la rumiación reproducirá situaciones ya pasadas de maltrato y desprecio, pero esta vez el maltratador es uno mismo. En tal caso hay que dejar que la naturaleza, la moralidad, y la propia consciencia lidie con las personas deficientes causantes, así como con sus actos, y establecer una prudente distancia emocional. Por lo contrario, es muy posible que los autocastigos nos priven de nuestra salud y felicidad. 
Pero una cosa esta clara, que aquellas personas que nos odian y sienten ira hacia nosotros jamás ganan, al menos que reaccionemos con odio e ira de forma reciproca. En la mayoría de los casos, eso es precisamente lo que tales personas desean que ocurra. Si consiguen despertar y fomentar nuestra ira y odio, y lograr invertir el sentido de ambos para que se dirijan hacia el interior de nosotros mismos, habrán triunfado en su propósito de amargarnos la vida mediante un proceso de autodestrucción. Precisamente aquí, en este breve y sencillo concepto, radica la esencia y el motivo para acabar para siempre con la rumiación. 
Recuerden: quien controla su reacción, también controla su situación. La decision descansa en vosotros …


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