martes, 15 de enero de 2013

¡TOCA DEFENDERSE!

Ya estamos entrados en época de gripes y resfriados. ¡Sálvese el que pueda! Niños y ancianos corren el riesgo más alto, pero lo comparten con los deportistas. Nosotros interpretamos que deporte es igual a salud, y que por hacer ejercicio somos más fuertes e invulnerables. Y el deportista, ese chicarrón del norte, más que ninguno.



Pues, lo cierto es que estamos muy desencaminados, puesto que el ejercicio intenso que no respeta los procesos de recuperación imprescindibles, favorece el debilitamiento de nuestras defensas contra la infección. Volvemos a repetir que, en medicina deportiva, entendemos que el entrenamiento intenso somete al organismo a una profunda crisis que hay que compensar durante el tiempo de descanso. Una de las consecuencias de ese entrenamiento intenso es que, una vez terminado éste, vamos a tener una secreción incrementada de una hormona llamada cortisol. Esta hormona va a permanecer alta unas ocho horas. Durante ese tiempo se ocupará de convertir aminoácidos en azúcar. Este proceso se conoce como gluconeogénesis. Parte de los aminoácidos provienen de masa muscular (el entrenamiento produce una pérdida inicial de masa muscular) y otra parte, muy importante, proviene de los linfocitos o glóbulos blancos de la defensa. Es uno de los efectos típicos del sobre entrenamiento. Es decir, no estamos sugiriendo que el ejercicio produzca una mayor tendencia a las infecciones, pero, indudablemente, sí el ejercicio mal compensado, cuando la intensidad de esfuerzo es excesiva, hay demasiados días de entrenamiento, y la dieta y el descanso son insuficientes. Es imprescindible aportar una cierta cantidad de hidratos de carbono después del ejercicio. Sabemos que, además, es importante el aporte del aminoácido leucina en forma lenta. Así, en conjunto, podemos consumir un batido de proteína de suero de buena calidad con algo de cereal, tales como avena y teff, que son mis favoritos. La proteína de suero libera lentamente esa leucina mientras se digiere (si damos leucina sola como aminoácido se convierte rápido en glucosa) y sumamos una fuente de hidrato sin fructosa, como son los cereales. En general este batido se toma 15 minutos después del ejercicio anaeróbico, o 45 minutos después del aeróbico.

El remedio acostumbrado es recurrir a la aspirina, el paracetamol y los antibióticos, habitualmente por automedicación (¿será verdad que dentro de cada persona hay un loco y un médico?).
Nuestro consejo es que no se recurra a estos fármacos sin la consulta previa a un doctor, y que, aún así, se empleen exclusivamente en los casos de infecciones graves, para las que el organismo no tenga capacidad de respuesta.
¿Qué otros productos pueden sernos útiles? Nuestra elección se dirige hacia las sustancias que activan nuestras defensas, de manera que nos hacen más fuertes frente a las infecciones.
La primera medida es descansar. El estado catabólico que sigue al entrenamiento no haría sino retrasar la curación, y es nuestra prioridad que podamos volver al entrenamiento lo antes posible.
En segundo lugar, hay que modificar la dieta. Todo lo que suponga ingerir alimentos con residuos ácidos es perjudicial (ya hemos comentado algo al respecto en un artículo anterior). Hay que disminuir la cantidad de carne, cerdo marisco, pan, dulces, alcohol, leche, etc. prefiriendo abusar de líquidos, caldos vegetales, verduras de hoja verde oscuro,...
No olvides un suplemento de vitamina D3, responsable de más de 200 factores inmunológicos. También la vitamina C (pocas vitaminas les quedan hoy a las frutas, así que aconsejo aportarla en forma de suplemento, por si acaso.)


Como remedios, la naturaleza nos ofrece la echinacea como remedio principal. Puede conseguirse en farmacias y herbolarios, siendo un producto muy seguro y muy efectivo, tanto para los estados gripales como para todo caso de defensas bajas, como para la prevención de infecciones. Más eficaz si lo tomas con propóleo.
Añadimos vincetoxicum en los casos en los que no eliminamos bien mucosidades, con infecciones contenidas, con poca expresión. La N-acetil cisteína convencional también es eficaz y tiene un impacto positivo sobre nuestras defensas.
Cuando se acompaña de fiebre, mucha mucosidad, sudoración fuerte, etc., preferimos un remedio de homeopatía llamado myosotis. Una o dos dosis diarias son suficientes en los estados agudos. Como prevención se pueden usar una o dos dosis semanales. Y cuando padecemos problemas de garganta es interesante añadir belladona.
Otro producto de una eficacia terrible es el extracto de hígado y corazón de un pato silvestre, el anas barbarie, también en dilución homeopática: Una toma diaria de este producto puede solucionar una gripe en dos o tres días si se tiene en casa y se emplea desde el principio de los síntomas.
Por si fuera poco, podemos añadir oligoelementos, en concreto el cobre, y el cobre+oro+plata. Una dosis antes de desayunar nos permitirá volver a los entrenamientos rápidamente.
No dispondrás de unas defensas fuertes si tienes mal tu flora intestinal, pues son las llamadas células M del intestino uno de los principales moduladores de tus defensas. Toma probióticos y prebióticos de calidad. Puedes hacer yogures en casa con keffir, leche semidesnatada y usar stevia como edulcorante.
Si recurres a estos remedios en los primeros momentos de tu gripazo, puedes obtener una curación en un tiempo sorprendentemente breve. La dificultad se encuentra en que no todas las farmacias los tienen en stock, por lo que han de encargarse previamente, por lo que podemos tardar unos días en poder empezar a usarlos. Por eso nuestro consejo es tener en casa, al menos la echinacea y el anas barbarie, para usar una dosis semanal como prevención, y una dosis diaria desde el primer momento en el que, aún así, pudieran aparecer los síntomas catarrales. De cualquier manera, pregunta a tu médico (en Alemania y Francia la homeopatía se receta en los consultorios de medicina general, de los cual aún estamos muy lejos en este país) sobre todo si tienes fiebre alta y mucosidades densas.
Si entrenas tu cuerpo, también entrena tus defensas. Si cuidas de no fatigar tus músculos, tampoco agotes tu sistema defensivo.


AUTOR:  Miguel Ángel Peraita Gómez de Agüero

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