jueves, 13 de junio de 2013

PILATES PARA EL DEPORTE

Los atletas, sean profesionales o aficionados, cada día son más exigentes con su rendimiento. Bajo el afán de “ganar o ganar” buscan fórmulas de entrenamiento con el objetivo de alcanzar grandes resultados. Si eres uno de ellos, seguramente te habrás preguntado alguna vez si el Método Pilates, que tan popular se ha hecho en los últimos tiempos, puede ayudarte a mejorar este aspecto. La respuesta es rotunda y afirmativa: SÍ

¿Sabías que el entrenamiento de la Estabilidad se ha convertido en una prioridad para el rendimiento deportivo, además de ser perfecto para la prevención y la rehabilitación de lesiones?, ¿Te has preguntado alguna vez si el Pilates puede ayudarte a conseguir tus objetivos?
El secreto reside en la naturaleza inherente de los ejercicios. Estos te preparan para que consigas la máxima eficiencia a través del trabajo de las capacidades de coordinación y equilibrio, además de un control exhaustivo de cada articulación. 
En primer lugar y sobretodo, Pilates fortalece el Centro corporal (también conocido como Core o Powerhouse), el cual está formado por los músculos responsables de la sustentación de la postura, siendo la zona desde donde se inician todos los movimientos. El proceso y el resultado en todas las actividades deportivas dependerán, en gran medida, del trabajo que se haga desde esta zona del cuerpo, pues es la responsable del desarrollo de la potencia, aportando el equilibrio y la estabilidad que permiten una óptima coordinación durante el movimiento.
Cuando se realiza un chut de fútbol, un saque de tenis o un swing de golf, los músculos del Centro están actuando coordinadamente para terminar con éxito estas acciones. El control y fortalecimiento de estos músculos ayuda a crear un armazón estable que permite un movimiento de las extremidades más potente y eficiente. Por ejemplo, en caso de que seas nadador te será fundamental desarrollar más Centro (Core) o fuerza abdominal, pues la natación no trabaja esta parte del cuerpo y, en cambio, dominarla puede marcar la diferencia a la hora de mejorar tu marca. Muchos de los movimientos de la natación pueden ser mimetizados en los aparatos de Pilates. Lo bueno es que se sienten diferentes fuera del agua, siendo realizados contra la resistencia de los muelles en vez de la del agua. 


Al contrario que el entrenamiento con pesas, el cual es muy útil para ganar fuerza en grupos de músculos individuales, los movimientos de Pilates son generalmente más complejos e implican un alto número de grupos musculares en cada ejercicio. Los ejercicios de Pilates también requieren un amplio rango de movimiento articular, de manera que pueden trabajar simultáneamente los estiramientos y la fuerza muscular. Y en este sentido: ¿quién no quiere beneficiarse de un mayor rango de movimiento, especialmente cuando nos hacemos mayores? 
Por otro lado, Pilates también trabaja el equilibrio del cuerpo y desarrolla la simetría muscular. Si eres, por ejemplo, jugador de deportes de raqueta o de golf, muy probablemente habrás desarrollado desequilibrios musculares debido al trabajo lateralizado que implica dicho deporte. Puesto que una parte fundamental del Pilates está focalizada en el alineamiento postural, el método resulta una herramienta valiosísima a la hora de evaluar estos desequilibrios y poderlos trabajar para corregirlos. Para ello te serán útiles ejercicios asimétricos que te permitan relajar los músculos sobrecargados y fortalecer los más débiles. Recuerda que equilibrar el cuerpo ayuda a prevenir lesiones que, de otra forma, pueden suceder cuando se produce tensión sobre una estructura inestable. 

Finalmente, hay un componente que puede sonar extraño, pero que es mucho más importante de lo que muchos puedan pensar. Se trata del componente estético. Un buen instructor de Pilates siempre incide en que sus alumnos se concentren en realizar todos y cada uno de los ejercicios con fluidez, control y elegancia. Ello es más importante en determinados deportes, tales como la gimnasia, el patinaje sobre hielo o en línea, la sincronizada o incluso el básquet. No obstante, es importante tener en cuenta que un movimiento fluido y conciso requiere menos gasto energético que uno brusco y forzado, permitiendo mantener el mismo rendimiento durante un periodo más prolongado. Es precisamente esta mayor eficiencia del movimiento la responsable de la mejora del rendimiento.
Poco más voy a decir. Los resultados saltan a la vista.

AUTOR: Paulina Savall.

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