El umbral anaeróbico es un término ampliamente utilizado, pero no suficientemente comprendido. Su asociación directa a pruebas de laboratorio y alto rendimiento hace que no se tenga en cuenta su utilidad, por su significado sobre el metabolismo energético, en poblaciones de baja condición física e incluso para la pérdida de peso.
El umbral anaeróbico es un término genérico que a lo largo de su historia ha recibido multitud de sinónimos, umbral ventilatorio o umbral láctico, entre otros muchos. Dependiendo del procedimiento que se realice para la determinación de dicho umbral se identifica con un término u otro. El umbral anaeróbico se considera un punto de inflexión en el estrés fisiológico, en el metabolismo de las vías energéticas y en cuanto a la homeostasis bioquímica. Su mayor utilización la encontramos en ámbitos de rendimiento, como punto de referencia para marcar intensidades de entrenamiento y niveles óptimos de cargas de trabajo para perfilar los objetivos, además de evaluar la consecución o no de las mejoras esperadas.
Este concepto, tan asociado al rendimiento, se encuentra infravalorado en cuanto a su utilidad y relevancia en poblaciones clínicas o de baja condición física. Un investigador de la Universidad de Vermont acaba de publicar una revisión (Connolly, 2012) breve y sencilla, pero muy interesante y clara, sobre la relevancia de este umbral en la optimización del metabolismo de los lípidos. Parte de un principio recogido en un libro que este mismo autor publicó en 2011 que dice que todos queremos convertirnos en “better butter burners” (mejores quemadores de grasas). La literatura recoge extensas y complejas definiciones del umbral anaeróbico, pero este autor recuerda una manera sencilla de definirlo que da pie a la visión de su trabajo: “ese umbral (o intensidad de ejercicio) a partir del cual los mecanismos anaeróbicos complementan a los aeróbicos” también “umbral (o intensidad del ejercicio) a partir del cual los hidratos de carbono son la principal fuente de combustible por encima de las grasas”. Es decir, es importante utilizar este marcador para regular la intensidad el ejercicio para mejorar aspectos como el perfil lipídico, la sensibilidad a la insulina o la pérdida de peso, ya que está directamente relacionado con las rutas metabólicas.
Siguiendo este concepto de umbral anaeróbico, cuando se trabaja a intensidades por debajo de dicho umbral se utiliza un mayor porcentaje de lípidos como sustrato energético, mientras que intensidades por encima, implica un mayor porcentaje de hidratos de carbono. Este principio debe tenerse muy en cuenta cuando se realiza ejercicio para la pérdida de peso, donde el objetivo perseguido es la mayor oxidación posible de los lípidos.
Cuando se habla de entrenamiento y rendimiento, se persigue que este umbral esté en valores altos en porcentaje respecto a la capacidad máxima, es un indicador de una alta condición física y además permitirá que el deportista pueda rendir más tiempo antes de que la fatiga aparezca. Si el umbral anaeróbico está en valores altos el ejercitante podrá trabajar a intensidades altas sin llegar a superar el umbral y por lo tanto seguir optimizando la utilización de los lípidos. Si aplicamos esta misma idea a un objetivo como la pérdida de peso o mejora de la salud tendremos en cuenta que, si la condición física de la persona es baja, será necesario trabajar a intensidades ligeras para que la oxidación de los lípidos sea la fuente principal. Este punto de vista es muy importante a la hora de prescribir ejercicio para la pérdida de peso. Si medimos este umbral y obtenemos los valores podremos establecer los límites de intensidad de trabajo para estar por debajo del umbral anaeróbico e incrementar el porcentaje de calorías metabolizadas de los lípidos.
Es cierto que cuando se lleva a cabo una prueba para determinar este umbral, se necesita equipamiento y tecnología para la medición de gases y/o lactato, además de un equipo y lugar especializado. Pero una vez que se realiza la prueba, si durante la misma se registra también la frecuencia cardiaca, esto nos permite identificar los valores en los que ocurre el umbral anaeróbico y posteriormente poder controlarlo en cualquier otro momento de entrenamiento sin necesidad de las condiciones de laboratorio, simplemente mediante un pulsómetro. Con este dato podremos prescribir las intensidades adecuadas de ejercicio y regularlas en función de los objetivos. El umbral anaeróbico nos revela información importante sobre el metabolismo energético y nos permite ajustar intensidades para conseguir con eficacia el objetivo perseguido.
Qué importante son estos estudios para entender bien los conceptos y que no se nos escape toda su integración y aplicaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario