miércoles, 3 de octubre de 2012

EL SÍNDROME DEL MÚSCULO PIRAMIDAL

La compresión del nervio ciático por el músculo piramidal o piriforme y el gémino superior en su salida de la pelvis, produce una serie de síntomas y signos, que son los que se conocen como síndrome del músculo piramidal. Es una afección bastante frecuente en el campo de la actividad física y el deporte. A veces se la conoce como síndrome del conductor, puesto que afecta con relativa frecuencia a los profesionales del volante y sus signos empeoran en posición sedente, por la compresión y estiramiento del ciático.

El piramidal es un músculo de la pelvis, de los denominados pelvitrocantéreos y es el único que se origina en la cara anterior del sacro. Su origen tiene una superficie amplia y en forma de abanico se dirige hacia el fémur, para insertarse mediante un tendón en el borde superior del trocánter mayor. Una rama del nervio ciático, inerva al propio músculo, pero lo más importante es que el ciático en su trayecto descendente a lo largo del muslo, pasa muy próximo al músculo piramidal. Existe una variedad anatómica en el recorrido exacto del nervio, en la mayoría de los casos este pasa por debajo del piramidal, pero en algunas personas el nervio atraviesa el músculo; siendo esta una de las disposiciones más patológicas desde al punto de vista anatómico.La compresión del nervio produce síntomas de tipo sensitivo y motor. Es una afección bastante dolorosa y puede manifestarse en la deambulación y hacerse especialmente molesto cuando nos sentamos. Como todas las lesiones que afectan a los nervios, las sensaciones son poco tolerables, un dolor irritante que se alivia parcialmente en algunos cambios de postura, pero que termina por minar al paciente.

Es el principal rotador externo de cadera y actúa así cuando la articulación se coloca en posición neutra o extendida. A 90º de flexión se convierte en aductor y rotador interno de cadera. Posee una importante función estabilizadora en la articulación, ejerciendo una fuerza de coaptación en el acetábulo.El músculo piramidal tiene mucha importancia en la patología osteopática cuando se trata del diagnóstico de la pelvis y sacro. Este marca un eje de torsión sobre el que se asientan varias lesiones mecánicas. A partir de esas fijaciones podemos encontrar cadenas lesionales que van a generar patologías a distancia. Un piramidal espasmado provoca una rotación del sacro que debe ser compensada a lo largo de la columna vertebral en sentido ascendente, alcanzando incluso al occipital.
Los síntomas se producen a nivel local y pueden extenderse a la región lumbar, ingle, nalga, pierna y zona perineal. El dolor se puede confundir con el de una ciática, aunque suele ser menos intenso y la zona de extensión de las molestias es menor. Es necesario hacer un diagnóstico diferencial en una ciatalgia con una hernia discal lumbar.Para el diagnóstico se pueden utilizar desde test pasivos, de movilidad y técnicas instrumentales por imagen. La electromiografía es de utilidad para el diagnóstico diferencial. El acortamiento del piramidal suele producir una rotación externa del pie del mismo lado, cuando el sujeto permanece tumbado en posición de decúbito supino. No es una prueba concluyente, pero si la persona presenta los síntomas y aparece este signo, se ha de pensar en un posible acortamiento del piriforme. La ecografía y la resonancia magnética, pueden desvelar más información sobre la afectación de estas estructuras.Esta afectación suele responder bien al tratamiento conservador en la mayoría de los casos y en raras ocasiones se ha de recurrir a técnicas más invasivas, como la infiltración de corticoides-ozono o el abordaje quirúrgico, mediante una técnica descompresiva, para el nervio.

El tratamiento conservador incluirá largas sesiones de estiramientos para los músculos de la pelvis, tanto los que acceden a las caras anterior, como posterior y laterales. Hacer especial incapié en el estiramiento específico del piriforme. El tensor de la fascia lata también es muy relevante en la perpetuación de este síndrome. El piramidal, al ser el principal rotador externo de cadera se estira en rotación interna con una flexión de cadera de 90º.Las técnicas de spray-stretch, de tejidos blandos, músculo energía, terapia miofascial, punción seca y manipulaciones estructurales de alta velocidad y baja amplitud. Todas ellas están indicadas para el tratamiento fisioterápico. La meta es devolver el rango de movimiento fisiológico y disminuir el dolor. La electroterapia también puede estar indicada en el tratamiento. La aplicación de ultrasonidos se ha demostrado eficaz, pudiendo aplicarse mientras se acompaña de estiramiento del músculo. La iontoforesis, técnica que consiste en la administración de medicamentos de forma transcutánea utilizando la corriente eléctrica, puede ser otra opción. La magnetoterapia se ha mostrado como una de las técnicas más efectivas de entre los métodos instrumentales.
Al paciente es fundamental que se le indique la realización de un programa de estiramientos domiciliarios que debe realizar a diario y prolongado incluso cuando los síntomas desaparezcan para evitar recidivas. Como en toda afección mecánica es imprescindible llegar a la causa primaria de la lesión con el fin de evitar que se vuelva a producir. Incidir sobre un correcto mantenimiento de la postura, corregir posibles dismetrias, problemas podales o malos hábitos en la realización de las tareas habituales, de ocio o profesionales, ha de ser la meta final del tratamiento.


AUTOR: Mª Mar García Valverde.

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