martes, 9 de octubre de 2012

ENTRENANDO CON CALOR

Hacer ejercicio en ambientes calurosos produce un aumento de la temperatura central del cuerpo; un efecto asociado con un menor rendimiento en una gran variedad de modalidades de ejercicios. El pre-enfriamiento (conocido como precooling) se ha convertido en una estrategia popular para combatir este deterioro.


El verano ya está aquí, y con él horas y horas de intenso calor. Es momento de buscar otros momentos del día y lugares en los que poder entrenar intentando evitar sufrir más de la cuenta por el aumento de temperatura. Pero no siempre es posible, menos aún cuando hablamos de competición, y hay que encontrar la manera de entrenar en estas condiciones de la mejor forma posible, a favor del rendimiento.

El incremento que se produce en la temperatura corporal durante el ejercicio en ambientes calurosos está asociado con un detrimento del rendimiento, y esto es un hecho que ha llevado a los investigadores a buscar las mejores estrategias para evitarlo, o al menos paliarlo. Son diversos los protocolos sugeridos para hacer frente a los efectos negativos asociados al aumento de la temperatura corporal central como consecuencia de entrenar o competir expuestos a altas temperaturas ambientales. Entre los métodos más comunes y estudiados se encuentran el enfriamiento previo al ejercicio o pre-enfriamiento (término quizás más conocido en inglés como precooling) y la ingesta de bebidas frías. La preocupación de los entrenadores y deportistas a la hora de llevar a cabo estos protocolos directamente en competición de una forma cómoda y segura ha llevado a la publicación de una reciente investigación sobre cómo realizar el pre-enfriamiento de la forma más eficaz [1]. Estos investigadores han llevado a cabo una interesante revisión sobre los estudios realizados con las diferentes estrategias de pre-enfriamiento, analizando las ventajas y desventajas, además de los resultados obtenidos en busca de la mejora del rendimiento frente a las altas temperaturas.



Inicialmente fueron protocolos por “vía externa” con los que se comenzaron los estudios y aplicaciones, como son:
  • Exposición al aire frio (0-5ªC): lleva entre 100-130min conseguir una reducción significativa de la temperatura corporal central. Normalmente requiere de un laboratorio por lo que es dofícil su aplicación real en competición.
  • Inmersión en agua fría: es sin duda la forma más empleada en investigación y realmente efectiva, lleva unos 30min alcanzar una reducción significativa. Es necesario tener en el lugar de la competición un sitio adecuado para bañeras para la inmersión, lo que implica grandes cantidades de agua y un sistema eléctrico para mantener la temperatura del agua.
  • Chaleco refrigerador: son considerados como prácticos, sin embargo también como pesados e incómodos de transportar. Por otro lado los estudios aún no son determinantes de su efectividad a la hora de conseguir un descenso significativo de la temperatura corporal previa al ejercicio.

Lo que tienen en común estos protocolos es que han sido considerados por los entrenadores, deportistas y especialistas como dificultosos para aplicar en campo. En la búsqueda de nuevas alternativas surge la ingesta de bebidas frías, que ha demostrado ser también eficaz para reducir la temperatura corporal central, además de hidratar al mismo tiempo. Cuando se comparan ambos tipos de estrategias, parece que la ingesta de líquidos es más rápida y requiere una logística más sencilla a la hora de conseguir reducir la temperatura corporal central. Los protocolos varían desde una bebida fría, hasta bebida granizada, pudiendo ser esta última incluso más efectiva. Un estudio previo mostró que ingerir 7,5gr/kg de bebida granizada (-1ºC) redujo la temperatura rectal en 0,66±14ºC, asociado a un aumento del tiempo en carrera hasta la fatiga del 19±6%, cuando se comparó con la ingesta de bebida fría sencilla (4ºC).


En definitiva el pre-enfriamiento o precooling es ya una práctica habitual en competición y está basada en evidencias científicas que demuestran que bajar la temperatura corporal central previamente al ejercicio incrementa la capacidad de almacenamiento de calor y retrasa la influencia de la fatiga inducida por hipertermia, por lo tanto mejora el rendimiento. Los mecanismos responsables de esta mejora en el rendimiento no están plenamente definidos, pero parece que pueden estar implicados el efecto de la ingesta de hielo sobre la temperatura cerebral, la termorrecepción interna y las respuestas sensoriales.

Los autores de este artículo exponen además la necesidad de estudiar este tipo de protocolos en ejercicio intermitente y de corta duración. Existe una preocupación por parte de los entrenadores sobre el posible efecto negativo del pre-enfriamiento, por ejemplo con inmersiones, sobre la temperatura muscular, ya que puede que produzca un enlentecimiento de los procesos metabólicos en términos de velocidad y potencia, mediado también por la vasoconstricción periférica. En este sentido es posible que la ingesta de bebidas frías o granizadas sea la mejor elección, por ejemplo en deportes de equipo, ya que produce casi ningún o ningún cambio en la temperatura de la piel y presumiblemente del músculo, manteniendo los efectos positivos sobre el rendimiento por el descenso en la temperatura corporal central, sin afectar a la temperatura muscular. ¡Habrá que seguir estudiando!

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