lunes, 21 de octubre de 2013

SOLUCIONES PARA LA CRISIS.

No es un buen título para un artículo, ya que andamos todos cansados de estar envueltos en la incertidumbre de este término y lo que conlleva, pero me resulta útil para centrar el paralelismo de lo que quiero plantearos hoy.  
En los cursos que doy suelo preguntar al respetable asistente si me puede decir cual es el mejor tratamiento para el cáncer… La respuesta parece obvia: ¡no tenerlo! Pues lo mismo para la crisis…no tenerla. Y ¿qué es la enfermedad sino una crisis?


Muchos pueden añadir que las crisis son las oportunidades que nos da la vida para aprender lecciones que necesitamos para tener una vida más plena (si sabemos escuchar el mensaje que nos aportan). De este modo muchas de las cosas que nos afectan no se catalogarían como enfermedades, sino como formas que tiene nuestro cuerpo de llamar nuestra atención sobre cosas que no van bien en nuestra vida, tanto físicas como emocionales. Un problema digestivo puede significar que no estoy siendo capaz de digerir mi vida, de hacer útiles para mi las cosas que me están pasando (el tubo digestivo toma lo de fuera y lo transforma para que me alimente), sino que se me están indigestando…. No deberíamos hablar entonces de enfermedad.  
Muchos hablan en estos casos de “contradicciones”. Es decir, incluso el cáncer sería el resultado de nuestra contradicción más grande: la mente contra lo que sentimos, y viceversa. ¿A quien tiene que hacer caso nuestro organismo?  ¿A lo que le dictan nuestros sentimientos y nuestro instinto , o a la mente racional y correctora? Esta es una situación de bloqueo de muchas de nuestras funciones y el cuerpo tiene que reaccionar pidiendo que se ponga solución, advirtiendo, de la manera en que seamos más sensibles, como aquel educador que recurre al castigo cuando está sin recursos después de intentar guiar a su pupilo de cien maneras más suaves. 
Del mismo modo, cuando nuestros hábitos son nocivos para la salud, los excesos o las carencias se acaban pagando. Y se pagan con crisis. ¿No quieres crisis? Pues controla tus hábitos, atiende a lo que necesitas y sientes, y no dejes que tu mente te engañe con lo que no es tuyo. 
Ahora bien ¿cómo saber cuales son los hábitos más favorables para ti? ¿cómo poner en marcha los cambios que necesitas en tu vida de una forma práctica y no solo teórica? Qué duro es cuando la teoría que conocemos es solo ruido en nuestra cabeza y no se puede materializar en acciones y en vida. Entonces es cuando te das cuenta de que necesitas un GESTOR para la ECONOMIA de tu vida. Es decir, contar con un profesional de la vida (o de la salud como suele llamarse) para que te oriente sobre donde realizar tus mejores inversiones y donde dejar de malgastar tu energía. Entonces quizás descubras que para ti es crucial invertir en más horas de sueño, solo entrenar 3 veces por semana, dejar de cenar alimentos crudos, evitar los zumos, poner más proteínas en el desayuno, … Alguien que te orienta para aprovechar tus recursos de manera óptima, sanear la economía de tu energía y permitirte que duermas tranquilo sabiendo que cada cosa está en su sitio y bajo control.  


La realidad es que los ciudadanos acudimos a los médicos de forma habitual, no para que actúen como GESTORES, sino como ABOGADOS, como aquella persona a la que recurrimos cuando la situación ya es insostenible por nuestros propios medios, cuando ya no soportamos el dolor, o la incomodidad, la fiebre, etc, como el que acude realmente a su abogado para salir adelante en un juicio o en una situación donde se ha llegado a la gravedad y a la insostenibilidad. Cuando ya no puedes dormir tranquilo por la situación. Mal negocio hemos hecho entonces.  
El problema es que no estamos bien educados, desde la infancia, para gestionar nuestra vida a nuestro favor, nuestra salud (no me gusta el término “salud”, pues estamos dando estructura también al término “enfermedad” o “sufrimiento”, y por eso prefiero hablar de “vida”, aunque esta se relacione con la “muerte” que, realmente, aún no sabemos lo que es). 
Hoy en día la tecnología, la publicidad, las noticias, la economía, la empresa, la sociedad de consumo en general, han generado un núcleo tan potente que ha transformado incluso al sentido común y ha relegado el conocimiento de la naturaleza y de la naturaleza humana a unos pocos que se ven obligados a basar la defensa de sus ideas en la fuerza de los resultados de su trabajo sobre sus pacientes. 
Si me necesitas como tu “abogado” búscame, tengo muchas herramientas, pero prefiero ser tu “gestor”, y prefiero que tú me busques para eso, para dormir tranquilo, para tener tu vida “saneada”,  para no sufrir la crisis, o para bendecirla si da la cara, porque tu y yo sabemos que, en muchos casos, se trata solo de tu cuerpo amigo que te da una palmada en el hombro para que recuperes tu camino.
Salud.     


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